Lost in translation
Lost in Translation es una de esas películas que no se pueden etiquetar en un género. Los diálogos pasan a segundo plano y son los silencios, los juegos de las miradas o de las no miradas, las que van guiando el ritmo del film.
Los anuncios transmiten precisamente eso, las miradas perdidas de Charlotte y Bob, en el fondo de ambos vemos la ciudad que no para, llena de luces, pero para ellos está todo
estático. El tiempo que pasa lento porque no hay nada que lo llene. Esa pasividad se refleja en el anuncio de Lost in Translation, incluso los colores que rodean a los personajes son ditintos a los del fondo de la ciudad, ellos están en tonos sobrios, mientras que la ciudad es todo un arco iris.
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