martes, noviembre 16, 2004

Cuando la oscuridad es lo fundamental

Una belleza iluminada en clave baja, la silueta del rostro de Nicole frente a la luz de la que tanto teme. De esta manera nos atrae "Los otros" (The Others, 2001) a la pantalla.

Alejandro Amenábar se ha convertido en una figura muy especial del panorama cinematográfico español. Todas sus películas poseen un alto valor gráfico sin importar que sea un presupuesto diminuto como el de "Tesis" o uno de niveles de las grandes producciones americanas como el de "Los otros". Sus carteles son expresivos, transmiten los sentimientos de la película y su idea de base.

En el caso de "Los otros" todo se enfoca en la luz, que sólo sirve para iluminar a la Nicole que de verdad nos atraerá a la pantalla. Las letras también son luz, tal vez porque esas letras, las que nos dicen "Los otros" son las que al final de la película darán sentido a las vidas de los personajes de los últimos años.

Así como en la dirección fotrográfica de Javier Agirresarobe, todo el misterio y el misticismo esta en los espacios cerrados y oscuros. Esos que nos dan pánico cuando somos pequeños, o incluso también de mayores. Ninguna puerta puede ser abierta sin antes cerrar la anterior. Todo es cuestión del espacio. Así, en el cartel, vemos un espacio limpio, negro pero limpio, que produce que fijemos la mirada en lo que verderamente importa y sin desvelar mucho más.

"Los otros", trabajo cinematográfico y gráfico completo que no ha ganado la importancia y el reconocimiento que se merece fuera de España, pero que al menos en este espacio merece ser aplaudido.